Por las venas de Vicente Vallés (Madrid, 1963) no corre tinta negra. La profesión no le viene de serie, impresa en el ADN, pero desde joven supo que esto era lo suyo. Aunque la mayor parte de su trayectoria está hecha de imágenes de televisión, se enamoró de la radio en la Cadena SER, le gusta la prensa, a la que sigue haciendo guiños, y , de vez en cuando, dedica su tiempo a inocular el virus de la información en alumnos universitarios y de posgrado.
Fue subdirector de los servicios informativos de Telecinco, donde abordó el primer proceso de digitalización de la redacción de una televisión en España. Allí también dirigió La mirada crítica y los informativos de fin de semana. Luego pasó a TVE donde fue nombrado subdirector del Canal 24 horas. Desde septiembre de 2011 dirige y presenta el informativo Antena 3 Noticias.
Lleva muchos años informando en televisión. ¿Qué ha cambiado en la manera de informar, por ejemplo, en el último lustro?
Los cambios positivos tienen que ver con el avance de las nuevas tecnologías y con el hecho de disponer de mayor cantidad de imágenes. Con un móvil en el bolsillo de cada ciudadano, es difícil que haya algo que no tenga una imagen, aunque sea de pocos segundos. Es un cambio muy radical con respecto a otras épocas en que, si no había una cámara profesional, no había noticia de TV.
En negativo, hay que tener mucho cuidado con imágenes que son vendidas como reflejo de algo real que quizá no ha ocurrido… o ha ocurrido pero en otro momento. Circulan muy rápido por la red y es difícil no sucumbir a ellas, por el interés que generan. Los medios hemos ido estableciendo filtros para detectarlas y cánones adecuados para garantizar que la noticia sea cierta.
Y la audiencia, ¿ha cambiado?
Se va diversificando porque ahora hay mucha competencia: cadenas de TV, prensa escrita, tanto en papel como en digital…. Los usuarios tienen más capacidad de acceder a un mayor volumen de noticias que hace 20 o 25 años; algo que también cambia la relación entre los medios y los usuarios.
La diversificación despierta una reflexión muy interesante en los usuarios porque tienen que discernir dónde van a recibir una información correcta y dónde no. Ocurre muy a menudo que hay usuarios más preocupados en atender a los medios que dicen aquello que quieren escuchar que en leer lo que realmente pueda ser cierto. Eso siempre ha existido pero ahora quizá en mayor medida porque se ha multiplicado el número de medios disponibles de diferentes líneas editoriales, informativas y estilos.
¿Qué piensa de la posverdad?
Es un neologismo para llamar a lo que toda la vida ha sido una noticia falsa o una mentira. Ahora quizá se ha sofisticado y tiene más posibilidades de entrar en el circuito informativo, a través de las redes sociales. Creo que nosotros, los medios, debemos mantener unos estándares de calidad informativa que aseguren que aquello que contamos es la verdad, más allá de que cada uno tenga su línea editorial como corresponde a una democracia.
¿Tiene la televisión más responsabilidad que otros medios?
Creo que tenemos el 100% de la responsabilidad que nos toca. Yo no me planteo si en mi informativo tenemos más responsabilidad que en un periódico. Me planteo que todas las noticias del informativo que dirijo sean ciertas, estén contrastadas y las contemos lo mejor posible para que sean del interés de nuestros espectadores.
Se habla mucho de comunicación efímera: respuestas superficiales a problemas complejos. ¿Se puede combatir esto desde el periodismo o es una batalla perdida?
Este es nuestro trabajo diario: explicar asuntos a menudo muy complejos en un tiempo muy limitado, lo que dura un informativo en el que, además, intentamos dar noticias de diverso tipo de manera que no sea todo ni muy sólido ni muy líquido. A lo mejor tenemos que dedicar a un asunto muy complejo un tiempo limitado y eso requiere de nosotros gran capacidad de síntesis y de explicar las cosas con claridad. El trabajo nuestro consiste en aplicar el talento a la hora de contar las noticias.
¿Cómo hace para no perder la comba de la información?
Estar pendiente de la información es algo inevitable para mí. Es parte de la vocación periodística. Yo lo hago a lo largo del día. Es muy difícil que un periodista pueda explicar lo que pasa si no está atento, escuchando opiniones de otros, informaciones de otros medios, leyendo los periódicos todo el día. Es un non stop, no puedes tomar un descanso; dejar de seguir las noticias no puede ser parte del descanso porque entonces pierdes el hilo y lo más importante en nuestra posición es estar al tanto de los detalles. La única manera de contar bien la noticia es que tú conozcas los detalles incluso aunque no puedas contarlos todos.
En España, a veces, los directores de informativos son también presentadores (como es su caso). ¿No puede ocurrir que la propia manera de ver las cosas empape las noticias que llegan al público?
El riesgo de que un periodista sienta la tentación de contar su punto de vista de las cosas es inevitable. Incluso pienso que es parte del periodismo, aunque tiene que estar bien acotado y el espectador debe saber siempre que lo está dando. En la radio apenas existe un programa que no sea puramente opinativo. En la TV no existe esa tradición y en los periódicos es muy fácil saber cuál es la línea editorial y cada uno compra el que quiere.
Cuando alguien que presenta las noticias es también el director se puede dar esa tentación. Depende de la aproximación que cada uno haga de su trabajo. Desde mi punto de vista, a los espectadores les importa poco lo que pienso. Lo que puedo aportar es una forma de analizar las noticias, de ponerlas en sus perspectivas, no de opinar sobre ellas. Las cosas pasan porque algo ha pasado antes y pueden pasar cosas después y eso es lo que los espectadores más interesados en las cuestiones de actualidad piden a los periodistas. Que les cuenten no solo qué ha pasado sino porqué.