Rodrigo Ponce de León (Sevilla, 1970) es el director de Colpisa, la agencia que surte de información nacional e internacional a las 12 cabeceras regionales de Vocento. Hace unos años tuvo la tentación de pasarse al mundo de la comunicación corporativa, pero el rugido del gusanillo le hizo pronto volver a la redacción. Ponce de León es, además, buen conocedor del sector de los medios en España y colabora activamente con el portal 1001Medios.
Es de los pocos periodistas que después de trabajar un tiempo en comunicación corporativa, donde se vive más tranquilo y con mejor sueldo, ha vuelto a un medio, ¿por qué?
En comunicación corporativa estuve un año, en el que aprendí mucho. Me permitió ver el oficio desde el otro lado y descubrí muchas lagunas, pero yo tengo vocación de periodista y lo que me gusta es buscar información, investigar y publicar. Por eso decidí volver.
¿Qué tipo de cosas descubrió en el otro lado?
Fui el director de comunicación de Aena y viví una experiencia bastante traumática: el accidente de Spanair en Barajas. Es verdad que era verano y había mucho becario, pero el tratamiento que se dio a la información dejó mucho que desear. Se siguió a fuentes que no sabían lo que había ocurrido realmente, etc. Nosotros fuimos absolutamente transparentes con todos los datos que íbamos confirmando, pero todo el rato se publicaban teorías que no tenían ningún fundamento.
Fue una etapa en la que aprendí muchísimo pero desde el punto de vista periodístico, en mi opinión, no se hizo bien. Por eso volví, porque me plantee: si yo hubiera sido un periodista que tiene que cubrir un accidente de aviación, qué hubiera buscado y creo que lo habría hecho de manera diferente.
¿Quién ha sido su modelo dentro de esta profesión?
La verdad es que he tenido mucha suerte en todos los puestos de trabajo que he tenido. Por ejemplo, en el Grupo Joly aprendí mucho de Julio Alonso, un periodista que lamentablemente ya falleció, que estuvo mucho tiempo enfermo y, a pesar de eso, trabajó como periodista hasta el último segundo. De él aprendí el amor por el detalle, por cuidar la información hasta la última palabra. Era una persona que siempre estaba muy pendiente de llegar hasta el final de cada información, no se conformaba nunca. No era perfeccionista pero siempre al acabar hacía balance: aquí tendríamos que haber enfocado de otra manera, aquí tendríamos que haber buscado otra fuente… Me enseño muchísimo.
¿Cómo trabaja una agencia como Colpisa, en la que solo se hace información para los diarios de Vocento?
Ofrecemos a periódicos regionales información de Madrid y de algunos puntos donde no hay periódicos regionales de Vocento. Trabajamos en exclusividad para un medio en cada región, para ofrecerles algo diferencial, no como otras agencias. Para mí -y siempre se lo digo a los periodistas de la redacción- mi competencia es El País, El Mundo es incluso el ABC (que es del mismo grupo que yo), porque tenemos que dar la información nacional e internacional mejor que ellos, para que nuestros periódicos regionales sean muy competitivos.
¿Cómo se combina en Colpisa la inmediatez con el chequeo de la información?
Yo impuse una máxima: no se puede publicar ninguna información que no esté contrastada. Mucha gente lo que hace es: si lo ha publicado este medio, yo lo publico, con lo cual, si hay dos medios que lo han publicado, yo también lo publico… y se va haciendo una bola hasta que alguien, que incluso puede ser la fuente original, dice que es mentira. A veces solo hay que levantar el teléfono y preguntar ¿está usted muerto? Si no, se cometen auténticas barbaridades.
Da igual ser el primero si la información no está bien contrastada. El valor para mis lectores es que la información que les llega no hay que rectificarla a los dos días, a las dos horas o a los dos minutos; que es lo que está ocurriendo. Desde hace dos años, más o menos, se nota que los medios están siendo cada vez más serios en esto, pero hace dos o tres años esto era una auténtica locura, con las redes sociales las noticias corrían sin ningún tipo de contraste. Internet es un mar de bulos, pero los periodistas no podemos contribuir a transmitirlos.
¿A qué problemas éticos se enfrenta, sobre todo, el director de una agencia como Colpisa?
He tenido bastante suerte. Es verdad que en las redacciones hay continuos dilemas sobre si se tiene que publicar una fotografía de un asesinado, si puede esta otra herir la sensibilidad de los lectores, si deberíamos publicar esta información que puede perjudicar a un tercero… Eso es algo continuo. Pero a la hora de publicar información más comprometedora solo he tenido un problema, en un periódico en el que trabajé hace muchos años, que tenía una información sobre una caja de ahorros y me la levantaron, la quitaron. Pero fue una cosa puntual y nunca me ha vuelto a pasar nada.
Si las empresas periodísticas quieren sobrevivir tienen que mantener con los ciudadanos el compromiso de publicar informaciones que puedan ser complicadas o traer problemas a la empresa. Si eso se pierde, los ciudadanos dejarán de acudir a los medios de comunicación, como pasó en el pasado.
En el contexto actual, ¿no se nota más la presión?
Mi experiencia en Vocento es que hay un comité de dirección que hasta el momento nunca me ha dicho “esta información no se puede publicar”. Tenemos la suerte de tener un consejero delegado, Luis Enríquez, que tiene claro que la supervivencia de los medios de comunicación pasa por hacer un Periodismo con mayúsculas, les guste o no a los poderes o a las personas.
Es curioso que, a pesar de la crisis, cada día surgen más medios nuevos, ¿será posible la coexistencia de todos, a largo plazo?
Cuantos más medios haya, mucho mejor para la sociedad, ¡bienvenidos sean todos! Ahora bien, en un futuro cercano, los que no obtén por la calidad y la diferenciación, desaparecerán. Pero eso ha pasado hace muchos años y volverá a pasar en el futuro, no es ningún problema.
En internet hemos dependido un tiempo de la intermediación de los buscadores, después hemos pasado la etapa de las redes sociales y ahora creo que entramos en un tiempo en el que jugará un papel fundamental la capacidad de vender contenidos en la web. Los que seamos capaces de convencer a una comunidad de ciudadanos para pagar por nuestra información, sobreviviremos. El resto lo van a tener muy difícil.
Ahora hay muchos periodistas –algunos de ellos, muy bien valorados- que no se casan con ningún medio: colaboran en tertulias, en la radio, la televisión, en distintos medios escritos… ¿a qué cree que se debe?
Hay periodistas que se han convertido en un medio en sí, sus nombres son una marca que les permite ir a muchas televisiones, radios y publicar en diferentes periódicos. A mí no me parece mal mientras haya información de calidad, contrastada.
¿Tertulianos que van a las televisiones e igual te hablan de política que de la reserva federal? Me parece que no llegan a nada pero es parte del show de televisión y lo comprendo, no me parece mal. Pero yo intentaría llevar a periodistas con capacidad de opinar, que conozcan bien los temas de los que están hablando.
¿Cuál es su valoración de los agregadores de noticias?
Ahora se cumple un año desde que Google decidió cerrar Google News. ¿Qué ha pasado? Absolutamente nada. Es más, en España se han abierto más medios digitales que nunca. Con lo cual, tener esa intermediación no era necesaria porque la gente sigue llegando a los medios, aunque algunos de ellos estén haciendo otro tipo de acuerdos con Google. Lo importante no es tener un buscador, sino medios y periodistas que publiquen información.
Carmen García Herrería | @carmengherreria