Oskar Belategui se licenció en Derecho por la Universidad de Deusto pero lo que realmente le gustaba era la comunicación. Enseguida empezó a trabajar como redactor en la sección de Cultura y como crítico de cine de El Correo donde lleva casi 16 años. Coordina los contenidos cinematográficos del Grupo Vocento mientras transmite su pasión por la profesión como Profesor del Master de Periodismo El Correo/Universidad del País Vasco.
¿Del Derecho al Periodismo, ¿por qué?
En realidad estudié Derecho pero escribía de siempre. Empecé a colaborar con El Correo y me atrapó el mundo del periodismo. Fui metiéndome cada vez más, especializándome en información cultural y ahí sigo. Llevo casi 16 años en el mismo medio, y feliz.
¿Que tiene esta profesión para que le “atrapara”?
En el fondo de lo que se trata es de contar historias y de hacer partícipe a los demás de algo que a ti te gusta tanto que quieres compartirlo, en mi caso, el cine. En ese sentido, en el periodismo hay una cierta base de generosidad.
¿Cómo explicaría la paradoja de que en una sociedad donde hay tanta información los medios de comunicación estén en crisis?
Creo que han coincidido varias cosas: primero, una crisis general y una crisis del mercado publicitario. Ha coincidido también con un cambio tecnológico que a los periodistas nos ha pillado sin saber cómo reaccionar y, de hecho, se ha funcionado un poco con el método de prueba y fallo. Y se añade un cambio de hábitos sociales que influye en el consumo de información. Todo esto ha creado una tormenta perfecta y nos ha obligado a trabajar sobre la marcha. Hacia dónde vamos creo que ninguno lo sabemos, miramos alrededor, copiamos y seguimos adelante…
¿Por dónde cree que debe ir el modelo de negocio en el periodismo del futuro?
Pienso que la calidad es lo que prima. Esta situación nos va a obligar a buscar la excelencia en el trabajo. Creo que el lector de prensa escrita se va a hacer cada vez más exigente porque la noticia pura y dura está al segundo en un montón de sitios. No creo que vaya a desaparecer el periódico de papel, quizás sean tiradas reducidas e irán a una élite, pero pienso que el periódico todavía sigue siendo influyente y es el que marca la pauta informativa. Creo que el gran cambio ha sido el cambio de los tiempos; ahora nos parece increíble que algo que ha sucedido hoy tengamos que esperar a mañana para leerlo. Quizá ese mañana lo que tendremos que escribir es algo diferente, mucho más profundo, de más análisis y contenido.
Y este cambio de la profesión ¿afectará al trabajo del periodista?
Ya está afectando. En este sentido el gran cambio es que del periodista anónimo hemos pasado al periodista como marca. Antes salía el nombre en pequeño, ahora sale nuestra foto y tenemos una cuenta en Twitter, o un blog y encontramos el feedback del lector, y todo eso es una novedad que nos obliga a estar alerta y casi a trabajar las veinticuatro horas del día.
¿Qué piensa del periodismo ciudadano?
Pienso que el boom o entusiasmo hacia él ha pasado ya y se ha puesto en su sitio. Eso no quita que, claramente, la inmediatez de las redes sea un hecho revolucionario para la comunicación, que ha dejado de ser unidireccional y se ha convertido en un diálogo. En el caso del periodismo cultural, ese periodismo ciudadano ha sido en cierto sentido una cura de humildad. En el cine, por ejemplo, antes eran solo los críticos de los medios los que pontificaban, decían lo que estaba bien o mal y hoy hay algunos blogs muy buenos de gente que sabe mucho y que puede dialogar de tú a tú con un crítico. Pero el periodismo ciudadano, como un periodismo que da la noticia y la interpreta, se ha puesto en su sitio, entre otras cosas, porque el buen periodismo es un trabajo que requiere tiempo y requiere cobrar por ello y eso el ciudadano de a pie no lo puede hacer. Pero sería tan idiota negar el cambio trascendental que supone como también auparlo y denigrar todo lo que sea periodismo profesional por corrupto o por comprado.
¿Qué cualidades hacen falta para hacer periodismo en el siglo XXI?
La principal es la curiosidad, si no tienes curiosidad por todo, no te dediques a esto. Te tiene que importar lo que sucede a tu alrededor. Y añadiría modestia a la hora de contar las cosas, de no creerte en posesión de la verdad. Después, con esta nueva dinámica tecnológica que tenemos, tener mucho tiempo y estar alerta las 24 horas del día.
Como profesor, ¿qué consejos le da a los alumnos, a los futuros profesionales?
Lo primero que les digo es que lean periódicos. Las nuevas generaciones son nativos digitales, funcionan con unos criterios absolutamente visuales y de rapidez pero creo que es necesario detenerte y leer más de cincuenta líneas. También les digo que no idolatren internet como única salida del nuevo periodismo, hay vida más allá de internet. Y que tengan curiosidad por lo que les rodea, que lean y que escriban.
¿Qué tiene que hacer un periodista para mantener la independencia, sobre todo un periodista especializado en un campo como la cultura?
El periodista cultural tiene que admitir que es correa de transmisión de un producto… pero no somos parte del marketing. El crítico tiene que tener absoluta independencia. Además, tienes que tener las habilidades necesarias para ir mas allá de la pura promoción del producto, es decir, tú tienes que dar un plus. Las empresas y distribuidoras no logran entender que tú eres un periodista y no formas parte de la cadena de marketing.
¿Cómo están afrontando la crisis los periódicos regionales? Parece que estos medios tienen más asegurado el futuro…
En el caso de El Correo, afrontar la crisis pasa por internet, pensar la noticia tanto para papel como para la web. Obliga a una inmediatez absoluta, a estar presente en las redes sociales, fidelizando a los lectores, participando en ese diálogo continuo de seguidores en la redes sociales. Y quizá a lo que obliga también es a repensar contenidos constantemente, intentar ser original y sorprender al lector. Hay que dar algo que no encuentre con un clic en el teléfono móvil. La crisis en el caso de El Correo no ha sido tan sangrante como en otros diarios nacionales. El fuerte de esos diarios regionales es la cercanía con el lector y eso quizá se potencia más con estos medios. También la estructura periodística no es tan amplia, con redacciones tan grandes o gastos fijos tan potentes. Eso, ante una crisis económica, es una ventaja.