Cuatro fotoperiodistas conversan sobre el arte de informar con imágenes.

La fotografía lo llena todo, también en el panorama de los medios. El fotoperiodismo se ha hecho mayor y exige su lugar por derecho propio. El retrato, como un género aparte, vive un momento dulce, quizá por el éxito de los selfies o por la omnipresente obsesión del cuidado de la imagen o ahora llamada ‘marca personal’.

Un ocasión de oro para hablar del retrato y la fusión del arte con el ritmo frenético de las noticias. El escenario, moderno y minimalista, el Espacio Uno Nueve, del Centro Internacional de Fotografía y Cine, EFTI. La conversación, a cuatro bandas, con pesos pesados del oficio: Begoña Rivas (23 años en El Mundo, ahora colaboradora en diversos medios), José Aymá (El Mundo), Sofía Moro (El País Semanal, Vanity Fair, etc.) y Lupe de la Vallina (Jot Down, Yo Dona, etc.). El moderador, Moeh Atitar, periodista y editor gráfico.

 

“Tú, a los retratitos…”

Siempre se ha considerado algo menor, dentro del fotoperiodismo, el género del retrato. Se valoraba la noticia, la imagen que recogiera una información y, por tanto, el retrato parecía más un adorno que una verdadera historia con peso propio. Begoña Rivas recuerda cómo algún colega le decía: “Tú, a los retratitos…”, en el sentido más peyorativo posible.

Pero el tiempo pasa y los retratitos empiezan a gustar. “La importancia de la imagen en los diez últimos años -según Begoña- ha ido en aumento”. Un ejemplo, Obama y su fotógrafo de cabecera, Pete Souza, que ha sabido hacer cercano y amable al presidente, inmortalizando situaciones cotidianas, divertidas e inusuales en el mismísimo despacho oval.

Sofía Moro también reclama el protagonismo de la imagen. “La fotografía es tan periodismo como el texto. Es un relato propio con un lenguaje más cercano y universal”. En fin, nada de comparsas: “el retrato no está para acompañar la palabra impresa”, sentencia. José Aymá incide en la idea: “Se trata de contar una historia y el fotógrafo aporta su visión, que es muy particular”.

 

Una buena fotografía es cosa de dos

Dos frases, similares en el significado pero antagónicas en el enunciado, retumban en el auditorio. “El retrato es un combate entre fotógrafo y fotografiado”, citada por Moeh; y “el retrato es un trabajo de dos, de Sofía Moro, y, por tanto, es básico intentar que el fotografiado esté cómodo”.

Confianza, relajación, quitar máscaras, son palabras clave para Lupe de la Vallina en su acercamiento al personaje. Lupe descubre “matices nuevos, más caras, el verdadero yo” cuando se aproxima al retratado. Y para ello, nada mejor que una música que se ajuste a su personalidad. Lupe cuenta cómo prepara una playlist según el personaje; a Gabino Diego se lo imagina como un lord inglés, y a Fernando de León, como el pirata ‘pata palo’. No es broma. Y funciona.

El retrato siempre es complicado, “basta una milésima de segundo para pasar de una gran foto a otra que no lo es”, advierte Aymá. “De lo mínimo tienes que sacar lo máximo”. No hay que olvidar, además, que aunque a todos nos gusta salir bien en las fotos, casi nadie quiere posar.

 

Mírame y no me toques

El poder de la mirada. Los cuatro fotógrafos coinciden en esta idea, su auténtico mantra. “Saber mirar en profundidad, reclama José Aymá, en ese viaje delicado al interior de alguien”. “La mirada es lo que retrata y cada una es diferente”, subraya muy segura Begoña Rivas, que busca constantemente los ojos de su personaje antes de apretar el disparador.

Lupe apunta en la misma dirección, con otras palabras: intimidad, cercanía y máximo respeto. “Procuro acercarme mucho, con delicadeza: es lo más bonito de mi trabajo”.

Y en la belleza de su día a día también están de acuerdo. Los cuatro invitados adoran por igual su profesión. “No existe una profesión más bonita que la nuestra –cuenta Aymá-, con situaciones nuevas cada día. Y como los toreros, estamos llenos de ‘cicatrices’: de anécdotas, de sucesos, de fracasos…”.

Del general Orozco a las New Balance de Errejón

Entre comentarios de unas y otros, las imágenes y las anécdotas se multiplican. No se puede conversar de fotografía sin mostrar algunos ejemplos. Begoña enseña una imagen de Errejón, pero solo se ve su pierna y la zapatilla New Balance. Un detalle que corrió como la pólvora en las redes sociales.

Sofía expuso varias imágenes de Orozco, el general vivo de la guerra civil más condecorado. Retratos muy similares, pero con pequeñas variaciones en los gestos, hasta que le dijo al general que se girara un poco para mostrar mejor sus medallas. En ese momento, con la cara de Orozco rebosante de orgullo, la fotografía salió sola y fue la que esperaba Sofía. En esa foto apareció, según nos contó, “el general que yo buscaba”.

Acaba la conversación, después de algunas preguntas del numeroso auditorio, que ha disfrutado como si de una peli se tratara. Y no es un decir, pues ha sido una tarde de palabras inspiradores y de “películas en un solo fotograma”, otra definición que nos regala la fotógrafa de El País Semanal.

Al final, el relato era el retrato.

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Jorge Gutiérrez | @jorgegu

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