Montserrat Lluís (Tarragona, 1975), Premio Nacional de Fin de Carrera en Periodismo, se inició en el diario «El Correo» y pasó por la Dirección Editorial de Vocento antes de incorporarse a ABC como adjunta al director. Es subdirectora del diario desde 2012.

 

No hace mucho, Antonio Caño, director de El País,anunció la paulatina supresión del diario en papel. ¿Cuáles son las perspectivas de ABC en este sentido?
ABC en ningún momento se plantea prescindir de la versión en papel, más bien todo lo contrario. Creo que la versión en papel es perfectamente compatible, complementaria, con la edición digital. En ningún momento tenemos que verlo como un formato tiene que sustituir al otro. Al revés, insisto, creo que en este momento en que internet está definiendo un modelo, un tipo de información, se hace más necesario reivindicar la aportación que en cuanto a análisis, a profundidad, a calidad literaria y periodística debe aportar el papel.
La estrategia de ABC es, en este sentido, distinta que la de El País. Nuestra idea es seguir avanzando en los dos soportes, y además buscar nuevas vías de negocio de rentabilización del papel, que creemos que existen.

 

Ya no somos tan nuevos en internet: ¿cómo combinar reportajes bien hechos, artículos de reposo, con la urgencia e inmediatez que lleva consigo la red? ¿Al final será lo que distinga al papel del digital? Es decir: la gente va al móvil, tableta o portátil para entretenimiento, no para cultivarse.
No es fácil combinar ambos aspectos, porque implica un cambio de cultura en el modo de hacer periodismo y de trabajar. Más de la mitad de nuestros usuarios digitales ya llegan a través del móvil, donde no se va a leer en profundidad. No me imagino leyendo una tercera de ABC en una pantalla de teléfono. A internet se va, como con las elecciones americanas, a ver el resultado, los titulares rápidos, una visión en 30 segundos de lo que está pasando. A, de un vistazo, saber que no me he perdido nada de lo esencial de lo que ocurre en el mundo.
Estamos lejos de conseguir dar esa profundidad en internet por la mera filosofía con la que tú te acercas a la red. Tampoco es bueno hacer esa dicotomía tan grande de entender internet como entretenimiento y el diario impreso como la reflexión, lo sesudo. El periódico impreso también es entretenimiento, es divertido, la calidad literaria, las cosas bien hechas, son entretenidas y bonitas. Es como ir a comer a un McDonalds o un tres estrellas Michelín: ambas experiencias son divertidas y distintas, pero se va con actitudes y propósitos distintos.Es importante insistir en la complementariedad de los soportes.

 

Parece que el concepto de verdad ya no es tan válido como antes: banalización de contenidos, variedad de informaciones al mismo nivel, el algoritmo que todo lo segmenta, etc. ¿La era de la “posverdad” ha llegado a los medios?
Ha llegado y no nos lo podemos permitir. La revolución digital y el cambio de modelo de negocio no nos va a matar, sobreviviremos. Pero si renunciamos a la verdad sí que vamos a morir. El periodismo solo tiene sentido si partimos de la verdad y eso debemos tenerlo grabado a fuego. En la proliferación de medios digitales que estamos viviendo, muy pocos se podrían considerar medios de comunicación, por no ser rigurosos a la hora de hacer periodismo. En ese sentido las marcas tradicionales, ya asentadas, tenemos una gran oportunidad en internet. La credibilidad la tenemos ganada y tenemos que mantenerla en el soporte digital, más allá de las prisas, de querer ser los primeros. Es lo que nos va a recolocar y mantener en el liderazgo en este soporte.

 

La marca personal, la reputación del periodista, sus seguidores en redes sociales,… ¿es compatible con el cuidado de la imagen institucional de un medio? ¿Quién debe ceder?
Creo que es más difícil gestionar la reputación del medio que la del periodista. Las redes sociales son crueles, destructivas y perversas con los medios. Y la mayor parte de las veces somos juzgados desde el desconocimiento, sin haber leído siquiera el periódico. Con las marcas tradicionales son especialmente duros. Las portadas, no sólo las del ABC, son objeto de linchamiento tan pronto como se suben a las redes sociales. Hagas lo que hagas, con un enfoque u otro. Siempre se genera un estado de debate en el que todo el mundo tiene derecho a opinar y se nos ataca y despelleja con una impunidad que es difícil de gestionar, No sabes realmente cómo actuar. Y, además, se trata de una minoría que no va a leer un periódico pero sí se cree con autoridad moral e intelectual para juzgarnos.
En el caso de ABC, se da absoluta libertad para que lo periodistas gestionen su propia reputación. Y de hecho, hay periodistas, colaboradores de esta casa, que hacen más alusiones y referencias a otros medios –en tertulias o redes sociales- que al suyo propio. Siempre hemos sido un medio liberal en el que la firma tiene plena autonomía para escribir y opinar lo que quiere y difundirlo como quiere.

 

Big data, robotización de contenidos,… ¿están sobrevalorados los datos en el periodismo o es que vivimos en un mundo en el que todo se mide?
Estamos en la fase de fascinación. De repente, nos hemos dado cuenta de que podemos acceder a la base de datos del ayuntamiento y ver lo que gasta en farolas, en las papeleras de tu barrio… Hay que poner en perspectiva el valor que tiene eso: bien utilizado es una buena herramienta para el periodista, para la investigación, para levantar noticias. Pero una vez puesto a disposición del usuario, la mayor parte de las veces se convierte en un juego, un divertimento en el que trastear un rato. El periodismo no es eso, si solo se queda en cotilleo, curiosidad. Hay que poner las cosas en su justo término y aprender a usar esos datos. Todo lo que ayude a la transparencia está bien, pero en sus proporciones justas. El mundo es mucho más complejo que una base de datos, y el periodismo debe ver ese mundo que rodea al dato: interpretarlo y contextualizarlo.

 

¿Cuál es su visión del periodismo después de tanto debate, crisis y cambios? ¿El periodista de hoy es mejor, más completo, que el de épocas atrás?
El buen periodista es igual que el de antes, porque se enfrenta a unas nuevas herramientas pero sigue necesitando el mismo olfato, intuición, la misma vocación y calidad literaria. Han cambiado los soportes pero no la manera de trabajar. Creo que no debe cambiar porque si no desnaturalizamos lo que es el periodismo. Estamos ante una maravillosa etapa para innovar, descubrir, buscar nuevas formas de comunicarnos con el lector y llegar a él. Pero siempre haciendo periodismo.

 

Jorge Gutíérrez | @jorgegu

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