Algunos habéis preguntado cuál es la relación de este movimiento celebrativo del periodismo con Josemaría Escrivá. Los orígenes próximos están contenidos en el propio nombre Conversacionescon, que remite a la edición crítica de un libro de entrevistas que diversos medios de prestigio le hicieron entre 1966 y 1968 y con el que arranca un diálogo sobre comunicación y actualidad que continúa hoy con muchos profesionales. Esto ya tiene interés en sí mismo, pues, como decía Ramón Pérez Maura en nuestra primera edición: “no hay muchos santos en la historia de la Iglesia que se hayan sometido a entrevistas. Escrivá lo hizo”. Y añadía Arturo San Agustín: “que yo sepa, San Josemaría es el único santo que ha hablado del periodismo”.

 


Pero el origen remoto de la relación hunde sus raíces en el afecto que Escrivá tenía por el Periodismo, con mayúsculas, hasta el punto de que se puede decir sin faltar al rigor que fue pionero de los estudios universitarios de Comunicación en España.

En 1940, recién terminada la Guerra Civil y en el inestable marco de la contienda mundial, Josemaría, un todavía joven sacerdote de 38 años con estudios de Derecho y Teología, comenzó a impartir clases de Ética periodística en lo único que existía, el curso oficial para la formación de periodistas en Madrid, de carácter público.

El tratamiento de esta materia y los estudios deontológicos eran muy recientes y bastantes restrictivos para una profesión considerada poco menos que sospechosa. Sin embargo, alumnos como Enrique del Corral consideran que su profesor “tenía en su haber la concepción de un nuevo periodismo, distinto del que hasta entonces se realizaba, claustral y solemne. Nos imprimió una ética profesional más clara, más abierta, más alegre y más luminosa. […] Tenía un alto concepto de la dignidad profesional informativa”.

¿Qué enseñanzas impartía Josemaría Escrivá? Lo muestra un extracto de sus apuntes de clase: “El periodista debe tener moral profesional: ser trabajador no dejarse influir contra sus deberes en el periodismo: influjos interiores y exteriores: directos e indirectos. Darse cuenta de la eficacia de su labor, tanto en el orden privado como en el social”.

El profesor hablaba de la función social de la prensa, la responsabilidad del periodista, la veracidad, la libertad, el espíritu de compañerismo frente a la competitividad, la independencia entre la Iglesia y el Estado. Y en aquel contexto político y social de exaltación nacional aquello resultaba revolucionario y peligroso. Jorge del Corral, hijo de Enrique, traía a la memoria los recuerdos de su padre, en la primera edición del evento Conversacionescon y añadía: “en plena dictadura franquista, Josemaría Escrivá decía que sin libertad, no hay periodismo; hay propaganda”.

El curso terminó en mayo o junio de 1941 y con él las clases de Escrivá. Según apunta el profesor Gonzalo Redondo y recoge Pablo López en un interesante artículo, el enfrentamiento entre falangistas y militares provocó entre otras cosas el traspaso de las materias de prensa y propaganda a la Vicesecretaría de Educación Popular de la Falange. Y con ella la creación de una Escuela de Periodismo afín al régimen en la que Josemaría ya no tiene cabida como docente.

Pese a todo, el cariño por los periodistas y el interés por su profesión no cesó sino que fue en aumento. Su relación más estrecha data de 1958, cuando abrió sus puertas el Instituto de Periodismo del Estudio General de Navarra, embrión de lo que más tarde sería la Universidad de Navarra, de la que fue Gran Canciller, que combinaba docencia e investigación y fue pionera en España y una novedad en Europa.
Hoy la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra es Top 100 mundial y séptima facultad de tamaño medio según el Ranking QS. De sus aulas han salido buenos y variados periodistas que, después de muchos años y de muchas lides, recordaban en 2013 algunas de las enseñanzas que han marcado su trayectoria profesional, y que guardan el eco de aquellas primeras clases de Escrivá en el Madrid de los 40. “Una de las ideas principales que aprendí en la Universidad de Navarra es que para ser un buen periodista hay que ser una buena persona; yo intento serlo cada día” (José María Irujo, periodista de investigación de El País); “El espíritu crítico, la búsqueda de la verdad y un cierto afán de ir contracorriente del relativismo son mensajes que siempre me han quedado” (Javier Bardají, director general de Atresmedia); “Destacaría la enorme libertad. Entre mis compañeros había de todo. Nadie nos dijo lo que había que pensar” (José Apezarena, editor de El Confidencial Digital); “Mi paso por la Universidad me permitió comprobar que quienes la habían montado tenían convicciones profundas pero una mirada muy lejana, internacional. Y resultaba moderna por eso” (Iñaki Gabilondo, Cadena SER). Son sólo algunas de las declaraciones de aquella edición de Conversaciones que se recogen en este vídeo (con enlace). Hoy, al margen de las creencias de cada uno, muchas de las ideas sobre el Periodismo que tenía san Josemaría –amor a la verdad, profesionalidad, trabajo bien hecho, la información como servicio- siguen vigentes y son un motivo para celebrar una profesión imprescindible .

 

* Fuente de la foto: FCOM, Universidad de Navarra

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