Aunque siguen teniendo cara de colegiales traviesos, Eduardo Suárez (León, 1979) y María Ramírez (Madrid, 1977) han sido corresponsales en Londres, Bruselas, Nueva York… Han escrito libros y cuentan con un Premio García Márquez de periodismo. En abril de 2014 pusieron en marcha el blog No Hace Falta Papel, sobre tendencias periodísticas y, unos meses después, tras una turbulenta salida de El Mundo, se han lanzado, junto con Pedro J. Ramírez, a la aventura de crear el medio más esperado, El Español, que verá la luz en los próximos meses.

Con el encanto de los buenos reporteros han hecho de storytellers y nos han guiado a través de su trayectoria de los últimos años, hasta llegar a su opinión sobre el futuro de la profesión. Como apunta María: “habéis encontrado a las personas adecuadas, si fuera por nosotros no había sección de opinión”.

Preguntamos a los dos a bocajarro pero empieza María, después de que Eduardo le ceda la palabra con un elegante “ladies first”.

 

¿Por qué periodismo?

María: Cuando era pequeña quería hacer muchas cosas: me gustaba mucho escribir, la geometría, quería ser jueza… Al final me pareció que el contar historias de los demás era una manera de hacer muchas cosas, siendo tú una. Además, mi madre es periodista, mi padre es periodista, yo cuando de pequeña jugaba a hacer periódicos… era algo que tenía muy interiorizado como algo positivo. Creciendo, he tenido mis dudas, pero en conjunto estoy bastante contenta con haber elegido ser reportera; que para mí es lo que significa ser periodista.

 

Para ti, ser hija de quien eres, ¿ha sido un hándicap o un muelle, que te ha empujado más alto?

M: Las dos cosas, como casi todo en la vida tiene ventajas e inconvenientes. Durante muchos años ha sido algo que yo percibía como una desventaja porque es una etiqueta que te ponen hagas lo que hagas, sobre todo en España donde estas cosas importan mucho. Con la edad, he ido asumiendo que también puede ser una ventaja, que el hecho de que la gente se fije en ti es una entrada para demostrar el valor de tu trabajo. Crecer  y trabajar cerca de él también me ha ayudado porque es buen periodista. No siempre estamos de acuerdo, de hecho, discutimos muy a menudo, y últimamente más, pero es un buen ejemplo de muchas cosas (que sí que ha hecho bien).

 

¿Y Eduardo?

Eduardo: Mi historia empieza en un quiosco muy pequeñito de León, que se llama quiosco “El Jardín”, en una calle al lado de mi casa, donde un día de octubre del año 93, me paré allí y me pregunté qué periódico comprar; porque un profesor de Historia del colegio, que se llamaba Orencio, nos había pedido que compráramos durante un año entero el periódico y siguiéramos un tema de actualidad. En mi caso, elegí, no sé muy bien por qué, “la crisis del sistema monetario europeo”. (Apunta María con ironía “un tema apasionantey él se ríe y se defiende). Realmente apasionante por lo que se ha visto luego, o sea que ya tenía cierta visión. Aquel día, delante de “El Jardín”, estaban todos los periódicos – estaba todavía Diario 16, El País, El Mundo, el ABC…- y me decidí a comprar El Mundo, no sé muy bien por qué. Ahí fue cuando empecé a ser un poco periodista, a leer el periódico más en serio, a escuchar los programas de radio informativos, a leer más cosas sobre el oficio. A mí, como a María, me gustaba todo. Y recuerdo que una vez mi madre me dijo: Si te gusta todo, deberías ser periodista. Desde ese momento, creo que es el oficio más apasionante del mundo. Yo no me veo haciendo otra cosa, me parece que contar historias reales es fascinante. No hay nada más fascinante que lo que está pasando ahí fuera, siempre hay algo interesante en la vida de cualquier persona.

 

Son pocos los padres que recomiendan a su hijo ser periodista…

E: No te creas, ellos tuvieron también sus dudas, porque yo en el colegio sacaba muy buenas notas y mi padre siempre decía: Hombre, puedes ser periodista pero haz primero otra cosa…Pero la verdad es que me han apoyado muchísimo desde el principio porque saben que es lo que me gusta.

 

¿Qué necesita un periodista para aprender a hacer bien su trabajo?, ¿hace falta estudiar Periodismo?

M: Yo creo que es un debate interesante que deberían tener las universidades. Yo estudié Periodismo en Madrid y la verdad es que me decepcionó mucho. Desde luego aprendí más en el colegio –el Liceo Italiano- y esperaba mucho más de la universidad. Periodismo, por lo menos cuando yo estudié, era una mezcla de conocimientos generales, no demasiado profundos. No te daban buenas herramientas para escribir, para ser reportero. Y de hecho, por esa decepción, me fui a estudiar a Columbia (EE.UU.), donde el Máster de Periodismo está pensado como un postgrado, cuando ya has hecho algo antes, y está muy centrado en las herramientas más básicas, pero a la vez más importantes, que necesitas para ser reportero: escribir bien una noticia sin florituras, llamar a muchas personas para comprobar lo que ha pasado… herramientas básicas que parecen muy fáciles pero que necesitas interiorizar para que, cuando hagas algo más complejo, no te olvides de lo esencial. Me gustaría saber que las facultades en España están ya haciendo eso, me consta que algunas sí, pero otras…

E: Yo creo que las facultades también deberían incidir en la innovación. Vivimos en un mundo muy cambiante y lo que hoy vale para el periodismo dentro de un año se ha quedado viejo. Por supuesto, hay valores que son inmutables (la veracidad, la independencia, etc.) pero hay cosas que cambian mucho y tenemos que estar, no solo enterados de qué es lo último, sino preparados y con el chip de poder cambiar puesto, para subirnos enseguida a lo siguiente.

 

 

¿Quién ha sido un modelo para vosotros?

M: Últimamente Jill Abramson, ¡soy muy fan!. Ojalá tuviéramos periodistas así en España. De hecho, me gusta mucho su trayectoria porque llegó a directora del New York Times después de haber pasado por muchos estadios, de haber hecho las historias más básicas, también mucha política. Y ya, como directora de NYTimes, escribió una historia maravillosa, poco antes de que la echaran, sobre su experiencia: ella fue atropellada en una calle de Nueva York y lo contó, pero entrevistó a otras personas que habían sido atropelladas. Es un artículo maravillosamente escrito, con todas las fuentes, y que tuvo un impacto; de hecho, se ha cambiado la velocidad máxima. No solo gracias a su artículo, claro, pero se ve que es muy buena reportera. A la vez, cuando la echaron, su comportamiento a mí me pareció ejemplar. No se metió en líos y ahora va a empezar un nuevo proyecto que tiene muy buena pinta, que está centrado en contar grandes historias. Es un gran modelo.

E: Yo he tenido modelos y personas con las que he trabajado y a las que admiro mucho, pero me gustaría hacer énfasis, más que en una persona concreta, en lo que yo me encontré cuando estuve en Medellín, con el Premio García Márquez. En Latinoamérica hay periodistas que lo están haciendo muy bien, en medios muy pequeños y con recursos muy limitados, como La Silla Vacía o El Faro -en El Salvador-, La Plaza Pública -en Guatemala- o revistas como El Malpensante o Etiqueta Negra. Es un ejemplo que nos saca mucho los colores: gente que no tiene recursos, que están trabajando en entornos muy complicados de censura, de muchos problemas -con el gobierno, con la guerrilla, con los narcos- de forma muy valiente. Y si tuviera que decir un periodista, Alberto Salcedo Ramos, el gran cronista colombiano. Me he leído varios libros suyos y estoy súper enganchado.

 

Aunque todo el mundo dice que no se sabe nada sobre este tema, vosotros, ¿hacia dónde pensáis que va el periodismo?

E: Yo diría que es un buen momento para innovar, sobre todo aquí en España, porque hay un hueco tremendo. Los medios tradicionales están pasando por momentos muy complicados, no sólo económicos, también de credibilidad; parte de la población los percibe como parte de un sistema que no está funcionando. Y las propias dificultades económicas hacen que esos medios tradicionales no respondan al papel que se supone que tienen que cumplir, que es el de controlar al poder. Lo estamos viendo con toda la polémica en torno a Google News y otras cosas. Por ese lado hay un gran espacio para hacer las cosas de otra manera y para contar historias sin necesidad de esa estructura industrial que necesitábamos antes los periodistas. Lo bueno de la tecnología es que nos iguala un poco a todos.

 

Entonces, ¿pensáis de verdad que no hace falta papel?, ¿el futuro es exclusivamente digital?

M: Para hacer grandes historias, el papel es una condición suficiente pero no necesaria. El hecho de no estar constreñido por un soporte te permite hacer más cosas, por ejemplo, la pantalla permite integrar mejor más cosas y es algo a lo que el lector o el usuario ya está acostumbrado: leer, ver y escuchar es una experiencia mucho más completa. Y de momento, eso solo lo permite el digital. Yo lo que creo es que no hay que obsesionarse tanto con el formato, simplemente, la manera de contar historias tiene que estar ligada a las herramientas del momento y cuantas más herramientas tengas, mejor. No creo que haya un periodismo de papel y otro digital y otro del reloj, que es lo que tendremos dentro de poco.

 

Me podríais poner algún ejemplo de historia en la que hayáis disfrutado especialmente al trabajarla, escribirla, etc.

E: Hombre, yo la que más he disfrutado, por el antes, el durante y, sobre todo, el después, que ha sido muy gratificante, ha sido la de Alaska. Lo más llamativo de ella es que, cuando me la propusieron, no me interesó especialmente; me apetecía conocer Alaska pero la historia en sí… Tenía que contar los efectos de un vertido de petróleo en Alaska hace 25 años y me parecía un poco lejano. Pero empecé a leer cosas sobre el tema, a contactar con gente allí y encontré el lugar apropiado, donde estaba la gente que tenía algo que contar. Por eso disfruté mucho los días que estuve allí; cinco días, de lunes a viernes y después una semana en Nueva York escribiendo. Mientras la pobre María me cubría escribiendo sobre todas las cosas mucho menos interesantes del día a día.

M: Para mí es difícil elegir porque si te gusta esto, te gusta todo lo que haces, incluso las historias más ásperas. Pero si tuviera que elegir, me quedaría con una que me ha acompañado en el tiempo: Jonathan Kreiss-Tomkins es un chico que conocí en 2003, durante las primarias donde se eligió como candidato a la presidencia a John Kerry. Él tenía 13 años y apoyaba a Howard Dean, que era el candidato que supuestamente iba a ganar. Jonathan, desde una islita de Alaska, en Sitka, construyó una especie de red social en internet (en ese momento no existía ni Facebook) para apoyar al candidato y fue la red más numerosa de todo el país. Era polifacético, verdaderamente un genio, y yo le entrevisté. Era una historia graciosa, muy americana. Cuatro años después, cuando Obama ganó las elecciones, yo estaba en Bruselas pero fui dos semanas a Estados Unidos a apoyar la campaña y se me ocurrió volver a contactarle; estaba estudiando en Yale y ya no le interesaba tanto la política, aunque le gustaba Obama. Y en las elecciones de 2012, cuando volví con Eduardo de corresponsal a Estados Unidos, volví a llamarle y, esta vez, se presentaba como candidato a la Cámara de Representantes de Alaska y ganó. Estoy convencida de que algún día ese chico va a dar el salto a las campañas nacionales y llegará muy lejos. Le tengo mucho cariño a esa historia porque la descubrí cuando era muy pequeñita y he ido siguiéndola con el tiempo.

Lo bueno del periodismo es descubrir a gente que, si no fuera porque eres reportero, nunca conocerías. Es un pasaporte porque, cuando llamas a alguien y le dices que eres periodista, te cuentan su historia, aunque seas de un medio de otro país que no conocen de nada. Solo porque dices que eres periodista… ¡y a lo mejor es mentira!

 

Se habla mucho del papel de las redes sociales en la carrera de un periodista, ¿vosotros qué pensáis?

E: Para nosotros, sobre todo Twitter, es una herramienta extraordinaria para contar la realidad, que hace 5 años no teníamos. Por ejemplo, para María, entre su primera y su segunda estancia en Estados Unidos, quizá la gran diferencia sea Twitter; porque si lo usas bien, como lo hacen los periodistas anglosajones, amplifica muchísimo tu capacidad para percibir la realidad y es una fuente para descubrir historias, personajes y artículos que merece la pena leer. En nuestro caso, en el blog No Hace Falta Papel, que empezamos en abril, el 60% de lo que escribimos nace a partir de cosas de las que nos enteramos por Twitter. – Es el caso de esta entrevista- Aunque luego siempre intentamos hablar con la persona que ha hecho esa historia o que está detrás de ese proyecto y casi siempre lo hemos conseguido.

Yo a las redes sociales no les veo casi nada negativo. Es verdad que aportan mucho ruido y tú tienes que distinguir lo que realmente es relevante y lo que no, pero justo eso es lo que tiene que saber hacer un periodista.

M: Antes estaba el debate de no retuitear a la competencia, hasta que se dieron cuenta de que es una manera de llegar a más gente. Ahora mismo, si no tienes tráfico a través de redes sociales, estás perdiendo una batalla importante.

 E: Sobre todo, que si no tienes audiencia en redes sociales estás, en cierto modo, fuera de la conversación. Es cierto que es importante potenciar tu marca y tener un tráfico que vaya directamente a ti, y que te busquen, pero tienes que estar en la conversación. Hay comunidades que ya están formadas y donde tú tienes que entrar. No vale decir “yo tengo aquí mi comunidad”, sino que tienes que estar donde está la gente, la conversación de la gente y la gente hoy está en Twitter, en Facebook, en Whatsapp… en miles de sitios donde los periodistas tenemos que estar también.

 

Y de El Español, ¿hay alguna novedad que se pueda contar?

M: En realidad contamos todos nuestro secretos industriales en nuestro blog… Lo que queremos es aprovechar todas las herramientas a nuestro alcance, que son, sobre todo, digitales. Hay pocos periódicos que hayan conseguido algo más allá de pasar la edición de papel a la pantalla. Y también creemos que se puede hacer mucho en el reporterismo básico; hacer historias sin prejuicios, sin límites, sobre todos los partidos, sobre empresas…

Estamos intentando hacer algo nuevo que atraiga a gente joven, fresca y con ideas. Que no vengan solo del campo periodístico. En estos meses de preparación, en parte gracias al blog, ha llegado a nosotros gente del mundo de los videojuegos, de la ingeniería, de la música, de la ilustración, con ideas muy nuevas y que no encuentran canales en los medios de comunicación tradicionales, para contar sus historias. De hecho, muchos las están contando en otros canales y les está yendo muy bien, por ejemplo, a través de Youtube. A lo mejor no necesitas un medio, pero a nosotros nos gustaría ser una plataforma para toda esa gente con ganas de experimentar.

Aparte, claro está, del papel de control del poder político y económico que algunos medios hacen. De hecho, nosotros venimos de uno de los medios que más lo ha hecho siempre, El Mundo. Pero todavía queda hueco y ahora en España hay una situación muy interesante de transición política, económica… hay muchas cosas que contar sobre ello.

E: Los periodistas en España, durante muchos años, y me incluyo, hemos sido muy endogámicos, hemos hablado mucho entre nosotros, de periodismo y de lo que estábamos haciendo. La innovación viene de la tecnología y de usar la tecnología pero también del contacto con ese mundo limítrofe con el periodismo, que no es exactamente periodismo, en el que yo creo que se pueden hacer cosas interesantes que no se han hecho aún, en España al menos.

M: Pero os vamos a hacer esperar un poco, unos cuantos meses

 

Así que de momento, nos conformamos con el blog de El Español

 

Carmen García Herrería

 

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