El rostro apasionado y motivador de Anna Bosch (Barcelona, 1963) fue, durante veinte años una compañía habitual en los hogares españoles, con el fondo de la Plaza Roja de Moscú, el Capitolio de Washington o el Big Ben de Londres. Antes de ser corresponsal de TVE, se curtió en las trincheras radiofónicas. Su estilo narrativo y su característica manera de contar las noticias la hicieron merecedora, en 2013, del Premio de Periodismo Salvador de Madariaga, en la categoría de televisión. Comprometida con la verdad y enamorada de su profesión no titubea a la hora de poner el dedo en la llaga.

Anna Bosch decidió ser periodista por la curiosidad y porque, en ese momento, la profesión auguraba grandes aventuras: “Cuando encarrilé mi vida profesional, en los años 80, había muchísimas oportunidades labores, al menos en Cataluña, porque cada día abrían nuevos medios en barrios, pueblos y ciudades. Era una profesión que tenía presente y futuro”.

La periodista del cabello rojo más popular de las pantallas -con permiso de Calaf- llegó a la tele por casualidad, “porque me llamaron”. Ella era entonces una mujer de radio y “el cambio me costó un poco porque en la radio eres one woman show, tú eres la dueña, en cambio la tele es una labor de equipo. Me llevó un tiempo adaptarme pero, una vez que lo hice, me di cuenta de que es un trabajo apasionante.”

Bosch ha sufrido en sus propias carnes los problemas que han afectado a la cadena pública española en los últimos años y es bastante crítica con la situación general de los medios en la actualidad: “En el caso de la información en televisión, es muy frustrante que ningún medio tenga la voluntad de invertir fuerte en información. Hay una especie de mantra en los despachos: que las cosas, si son complicadas de explicar no interesan, que las noticias aburren a la gente…”. Su planteamiento coincide, en buena medida, con las ideas expresadas por Mark Thompson (The New York Times), en su último libro: “Hay una lucha por la audiencia que hace que se vaya a una información cada vez más espectacular: noticias de sucesos, de catástrofes: inundaciones, incendios…”

Para volver a una información más reposada, Anna reclama la necesidad de invertir más: “Hacer buena información es carísimo y hacer buena información en televisión es todavía más caro. Basta ver Spotlight, Todos los hombres del presidente, The Post o cómo se han conseguido algunos de los muchos premios Pulitzer. Había un equipo de periodistas detrás de una historia que no tenía garantías de ser publicada.”

Anna Bosch es crítica con los medios pero también con la audiencia: “Se critica -y con razón- la tendenciosidad de los medios, la subjetividad de los periodistas, pero se obvia que el público tiene su propia subjetividad y tendenciosidad y se queda solo con lo que le interesa, con lo que cuadra con su pensamiento.”

De su época como corresponsal de TVE en Londres conoce muy bien el medio estrella de esta VI edición de Conversaciones, la BBC, del que destaca “su potencia económica, la red que tiene de corresponsalías por todo el mundo y la lengua en que emite, que es la lengua franca de nuestros días. Como periodista, me da mucha envidia algo que está incrustado en la cultura de la BBC: su independencia.”

 

Carmen García Herrería | @carmengherreria

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