David Alandete es el director adjunto de producción y distribución de El País. El área más punta de lanza hacia el futuro de la cabecera de Prisa. Su máxima responsabilidad es que el periódico, que acaba de cumplir su 40 aniversario, esté presente en todos los desarrollos tecnológicos que aparecen en el mercado. La innovación es su punto y seguido. Su objetivo prioritario es que El País sea avanzadilla del progreso periodístico en español: un reto vertiginoso, pero cada vez más necesario para que las marcas periodísticas tradicionales sobrevivan con dignidad.
En el corto plazo de las “disrupciones constantes”, la “transformación permanente” y el “presente cambiante”, Alandete trabaja en el futuro perfecto de una cabecera de papel convertida ya en otra cosa.
¿Los medios tradicionales ven ya como una oportunidad el universo digital?
El cambio digital nos pilló con el paso un poco cambiado a todos los medios, porque nuestra prioridad entonces era el papel. El País asumió que debía trabajar en una disrupción permanente, que iba a ser bastante incómoda, que supondría mucho esfuerzo, pero que daría muchas satisfacciones.
¿Qué ventajas se perciben en las redacciones nacidas en papel con la adaptación digital?
Hoy llegamos a más lectores que nunca en todo el planeta. No tenemos barreras en la distribución, salvo la del idioma. Además, podemos hacer informaciones en formatos multimedia que antes no eran posibles. En papel ni siquiera podíamos soñar con contar las cosas de estas nuevas formas.
¿Las redacciones tradicionales acogen bien los planes de innovación?
Los planes de innovación se acogen bien cuando se explica a la redacción que la innovación es la única forma de trabajar en el periodismo del siglo XXI. En el caso de El País, los redactores más veteranos, los mismos que se han labrado un nombre especializándose en información crucial para la democracia, han sido los que mejor se han adaptado al mundo digital. Son los que más curiosidad han sentido sobre cómo funcionaban sus historias, qué resonancia tenían, y los que más han interactuado con los lectores… Si el equipo de dirección no explica bien a la redacción la necesidad del cambio es muy difícil que los pasos hacia el futuro sean acompasados y colectivos.
¿Las claves de innovación de El País están funcionando? Como toda apuesta por el futuro, acertar no está asegurado…
El futuro de los medios de comunicación no es tan incierto como parece. Muchas veces no hemos entendido el alcance de la disrupción digital, pero una vez que eso queda claro y se entiende que el paradigma actual es que no controlas totalmente la distribución, yo creo que el panorama no es tan incierto. Simplemente debes buscar vías de financiación, porque la mayoría de los medios de comunicación somos empresas privadas, y encontrar maneras para que la publicidad digital sea rentable. Ese es un terreno que estamos explorando.
¿Por dónde ve usted el reto futuro?
El internet de las cosas será el siguiente reto al que los medios no estamos llegando.
¿Cómo ve el panorama de las marcas periodísticas tradicionales en este contexto? ¿Qué papel tienen que jugar?
Hay dos opciones: o sigues siendo legacy, es decir, un periódico de papel que tiene una parte en internet, o te conviertes en un líder digital, y te das cuenta de que la parte de papel –las cifras así lo reflejan- está extinguiéndose, o se va a estabilizar permanentemente. Ya no llegaremos a los lectores de papel que teníamos antes. El País es un medio que piensa en digital durante todo el ciclo informativo y que después, por la tarde, imprime un periódico de papel que llega a los quioscos a la mañana siguiente. Esperamos poder s eguir haciendo el periódico impreso todo el tiempo que el mercado y la situación del periódico lo permita, porque tiene muchos seguidores y muy fieles.
La gestión del big data y la robotización de los contenidos, ¿son una amenaza para la robotización de la profesión?
En absoluto. La robotización de contenidos, en realidad, es la transformación de la distribución de información en un sistema binario que aparenta una conversación. Ahí siempre se necesita la participación y la concurrencia de un periodista. Las máquinas no van a poder sustituir nunca al periodismo.
¿La robotización de la profesión es imposible?
Hemos visto cómo un algoritmo ha cometido verdaderos desastres seleccionando las informaciones más relevantes de Facebook… Hoy mismo Facebook se está planteando hasta qué punto puede haber fomentado la difusión de noticias falsas que podrían haber cimentado la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, y de otros partidos populistas. La garantía del buen periodismo es que siempre habrá un periodista con criterio detrás de las informaciones. Una máquina no puede hacer nada, al menos desde la perspectiva con la que trabaja la redacción de El País. No veo ningún escenario en el que se pueda robotizar la edición de ningún contenido.
Cuando el conocimiento de toda la audiencia es tan difícil, ¿cómo se puede acertar con el público objetivo de un medio?
Hoy conocemos mucho más de los lectores que antes. Gracias a las cookies y a los registros, a través del periódico, o de las redes sociales, conocemos más a los lectores, si sus gustos cambian, si se sienten atraídos por nuevos temas… También hay una gran parte de los lectores que vienen sólo alguna vez, por la viralización de contenidos a través de redes como Twitter. De estos usuarios conocemos menos.
¿Es fácil caer en la tentación de hacer contenidos al por mayor, para tener audiencias en masa?
Es interesante conseguir un equilibrio entre el desarrollo de unos temas que no van a ser masivos, pero que atraen lectores muy fieles, con contenidos más generales que pueden conquistar a gente a la que vamos a conocer menos, pero que también debemos acercar a nuestro periódico. En El País creemos que hacemos una información imparcial, equilibrada, y que puede tener éxito en muchas partes del mundo.
¿Si a El País le falta una firma, el medio pierde, o al final, el “periodismo ciudadano” ayuda a paliar ese efecto?
No creo en el concepto de periodismo ciudadano. Para que haya periodismo siempre debe haber un periodista. Un periodista no puede estar en todos los sitios, y por eso siempre ha manejado sus fuentes. Cuando una fuente llega al lector sin la mediación del periodista, no siempre se tiene la posibilidad de contrastar que esa información sea veraz, falsa, interesada… que nosotros ejercemos como medio de comunicación. El periodista siempre es una garantía de fiabilidad.
Con su experiencia personal de periodista joven que llega en un momento importante a un medio líder, ¿cuál es su visión del periodismo?
Hoy seguimos haciendo lo mismo, aunque el escenario esté cambiando. Seguimos distribuyendo información veraz y contrastada, aunque las vías de distribución ya no sean sólo de papel. Las técnicas han cambiado, pero la esencia del periodismo sigue siendo tan ilusionante y tan relevante como hace 40 años, cuando El País salió a la calle.
Álvaro Sánchez León | @asanleo