“Nos vemos el 12, a las 12”. Era cita destacada en la agenda. La ex Directora del New York Times, con mayúsculas. Y el motivo de la fiesta no era otro que celebrar el Periodismo, algo a lo que ya estamos poco habituados. La sala comenzaba a llenarse con expectación pues el nombre imponía respeto: Jill Abramson ha cambiado mentalidades desde su llegada a la dirección del NYT. Esa mujer culta que alcanzó el sueño americano de dirigir uno de los diarios más importantes del mundo y lo puso patas arriba. La misma que denuncia la censura y a los gobiernos entrometidos mientras pide a China que desbloquee al NYT, en una charla cómoda entre amigos, o más bien amantes del oficio. Caras sonrientes de periodistas, mayoría en la sala, a los que de vez en cuando se les escapaba una carcajada con alguna de las bromas de Abramson.

En esta tercera edición de ‘Conversaciones con’, que llevaba por nombre “The Importance of Narrative”, el ambiente era distinto al que se puede respirar en otros círculos. Esta vez no escuchamos discursos sin esperanza, sino que alguien del oficio era optimista en cuanto al futuro. La primera vez que se decía algo como “dar importancia a la narrativa”, y no a la inmediatez; recobrar el valor de las cosas. Ser un contador de historias, escribir claro, trasciende del Periodismo y todos los campos y profesiones. Fue entonces cuando vimos algo de luz al final del túnel. El abismo al que nos precipitamos los aún estudiantes, algún día periodistas, es enorme. Aunque un soplo de aire fresco como el que ha traído Jill a Madrid es una razón más para seguir luchando. La misma Jill que comparó emoción con objetividad, y que explicó la mezcla perfecta que ha de tener cualquier historia bien hecha, el fundamental storytelling. Todo en medio de esta nueva era de trasvase entre el papel y la importancia que cobra la web, y los dispositivos portátiles. Sin embargo, la esencia es la misma y es la que debe predominar. La de buscar la verdad y ser más humanos. Ya lo decía Kapuscinski, “los cínicos no sirven para este oficio”.

Nos invitó a contar historias, mientras ella misma también nos contaba una historia, como la que cuenta un secreto. El secreto del futuro del Periodismo. Atentas, unas 600 personas abarrotaban el Auditorio Rafael del Pino, que a su vez nos acogía con letras plasmadas en su pared: “Todos tenemos una gran tarea por delante: la de contribuir a que el conocimiento heredado de otros, junto con nuestro particular valor añadido, siga transmitiéndose a las siguientes generaciones en libertad. Todo ello desde el servicio a los demás y mediante nuestra entrega, nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio. Si aplicamos así nuestro conocimiento a mejorar el bienestar de más gente habremos contribuido un poco a facilitar la convivencia de los habitantes de la Tierra”.

Abramson nunca llegó a declarar la muerte del papel. Simplemente se limitó a concluir que “sobrevivirán los que tengan calidad”. Periodismo y transformación como forma de vida.

 

Cristina Castellanos

Estudiante de la Universidad Rey Juan Carlos

 

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