El próximo 25 de octubre se estrena en España Secretos de Estado, notable thriller basado en una apasionante historia real que empieza con una filtración a la prensa. Una semana antes, podremos verla en el preestreno para periodistas que eOne Films ha organizado con el foro Conversaciones con. Si eres periodista, lo que te interesará más es conocer qué hay de verdad en esta historia de película.
La historia:
El 2 de marzo de 2003, en pleno debate sobre la guerra de Irak, el semanario The Observer publica una filtración que demuestra que el Gobierno de los Estados Unidos está espiando a algunos países con el fin de manipularlos y que apoyen la invasión en Irak.
Casi un año después, el 25 de febrero de 2004, Katharine Gun, una traductora de mandarín que trabajaba en el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno británico, es llevada a juicio por infringir la Ley de Secretos Oficiales.
El documento filtrado:
Estaba firmado por Frank Koza, jefe de operaciones regionales de la Agencia de Seguridad Nacional americana (NSA), y animaba a los traductores a espiar especialmente a las delegaciones de la ONU de cinco países -Angola, Camerún, México, Guinea y Pakistán- que todavía no se habían pronunciado a favor o en contra de la guerra.
La protagonista:
Nacida en Taiwán, de padres británicos, Katharine Gun había estudiado en la Universidad de Durham y sabía hablar mandarín y japonés. En el momento de los hechos, tenía 28 años y trabajaba en la agencia de inteligencia traduciendo textos del inglés al mandarín. Su decisión de filtrar el documento tenía una única intención: tratar de frenar la guerra, cosa que no consiguió. Su caso, de hecho, cayó en el olvido después de que la Fiscalía británica retirara los cargos contra ella.Actualmente vive en Turquía con su marido y su hija y ha colaborado en la documentación de la película.
El periódico y el editor:
The Observer, el semanario propiedad de The Guardian, fue el que recibió la filtración. Su línea editorial, a favor de la invasión de Irak y de la política de Blair, chocaba frontalmente con la filtración de la historia, así que hay que agradecerle al editor Roger Alton que supiera resistir las presiones –de fuera y dentro de la redacción- para no publicarla.
El periodista:
Martin Bright, redactor de The Observer, fue el responsable de verificar el documento y publicar la historia. Fue un proceso arduo, pues en ningún momento tuvo contacto con Katharine Gun. De hecho, señala que se sintió “aliviado” cuando detuvieron a Gun.
Bright colaboró también en la película asesorando al director “Mantuve largas discusiones sobre la dinámica de una sala de redacción, porque como periodista, una de las cosas más frustrantes, es que estas escenas rara vez se reflejan fielmente en el cine. Así que nos interesaba mucho asegurarnos de que los entresijos de la vida en una redacción se mostraran con precisión”.
El abogado:
Aunque no supieras mucho del caso, al abogado lo conoces: Ben Emmerson. Sí, el abogado de, entre otros, Julian Assange, Marina Litvinenko, esposa del exespía ruso Alexander Litvinenko… y Carles Puigdemont.
El director:
Gavin Hood, un director curtido en el cine político y social. El cineasta sudafricano, que ganó el Oscar por Tsotsi y convenció a la crítica con la notable Espías desde el cielo, confiesa que, cuando conoció la historia, decidió llevarla a la pantalla por su gran carga moral: “me pareció que era una forma de explicar un suceso muy importante a través de un individuo concreto (…) es la historia de una persona esencialmente ordinaria que se encontró sumida en una situación extraordinaria y además habla de la conciencia, esa “vocecilla” a la que no siempre escuchamos, pero, cuando lo hacemos, destierra el cinismo y nos conduce a un lugar mejor”.
La anécdota periodística:
Esta no te la vamos a contar pero, si alguna vez has trabajado en una redacción, has editado un texto y te has peleado con el corrector, te verás muy reflejado…
Ana Sánchez de la Nieta | @AnaSanchezNieta