Frank Underwood, el corrosivo personaje interpretado por el denostado Kevin Spacey en ‘House of Cards’, para dejar claros sus objetivos desde el primer momento, en los capítulos iniciales pregunta retóricamente al espectador: “Hay dos tipos de vicepresidentes: los que se dejan pisotear y los que pisotean. ¿Cuál creen que pretendo ser?”. Esta declaración de intenciones es una magnífica radiografía histórica de la relación entre la presidencia y vicepresidencia norteamericana.
‘Vice’, la película estrenada hace unos días en Estados Unidos y que lo hará el próximo 11 de enero en los cines españoles, es un film que -encubierto como biopic del que fuera el 46º vicepresidente americano, Dick Cheney- ahonda en los resortes del poder. También es un ejercicio de humor negro inspirado en la vida y carrera de Cheney. Y prueba de ello es el propio título de la película, un juego de palabras que hace alusión tanto al cargo de vicepresidente como al vicio y la corrupción. De hecho, en España se ha titulado como ‘El vicio del poder’, en Argentina y México como ‘El vicepresidente: Más allá del poder’ y en Italia, ‘Vice: L’uomo nell’ombra’.
No se trata de un film periodístico en sentido estricto, sin embargo, repasa los entresijos del poder público y sus oscuras conexiones con el sector privado. Por eso, los periodistas que quieran podrán verla, gracias al foro Conversaciones con, dos días antes de su estreno en España. Con seis nominaciones a los principales premios, “Vice” es la gran favorita en la 76ª edición de los Globos de Oro, los galardones que anualmente entrega la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood y que reconocen lo mejor del cine y la televisión del curso cinematográfico.
Escrita y dirigida por el ganador del Oscar Adam McKay (‘La gran apuesta’), está protagonizada por Amy Adams, Steve Carell, Sam Rockwell y un difícilmente reconocible Christian Bale, quien para encarnar a Dick Cheney tuvo que engordar 20 kilos.
La película, presentada como “la historia real jamás revelada de Dick Cheney”, el vicepresidente bajo el mandato de George W. Bush y “el hombre que cambió el curso de la historia reciente”, cubre seis décadas en la vida del protagonista. A pesar de algunas lagunas, la cinta abarca un amplio periodo de la vida de Cheney, remontándose incluso a su etapa anterior a su carrera política, cuando era un don nadie con problemas con el alcohol y su esposa andaba tan harta de él que le dio un ultimátum para que se convirtiera en alguien de provecho o le abandonaría.
Si repasamos la carrera de Dick Cheney comprobaremos que estamos hablando de uno de los hombres más poderosos de la política estadounidense en los últimos años. Este súper-halcón inició su carrera política en 1969 cuando se incorporó al gobierno de Nixon y, desde entonces, prestó servicios en un sinnúmero de cargos en organismos públicos dentro de la Casa Blanca, y, más adelante, en el sector privado. Entre otras cosas, durante la presidencia de George H. W. Bush (padre) desempeñó un papel clave en la guerra del Golfo Y, más adelante fue presidente ejecutivo por Halliburton Company, firma que presta servicios de campo a la industria petrolera y que llegaría a ser la segunda compañía petrolera más grande del mundo, en gran parte gracias a la segunda guerra de Irak.
Sin embargo el gran momento de Cheney llegó cuando George W. Bush (hijo) lo seleccionó como compañero de fórmula en su candidatura presidencial. De 2001 a 2009 se convirtió en vicepresidente de EE. UU. y sobre todo, en consejero presidencial de primer orden en asuntos de política energética, política exterior y seguridad nacional, destacando como uno de los miembros más duros de la Administración Bush, defendiendo la guerra contra Irak con o sin el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU.
El vicepresidente más poderoso de la historia americana
El hecho de formar parte del círculo más íntimo del presidente y gozar de su plena confianza, con total acceso al despacho oval, sirviendo de confidente y rompiendo con la tradición de excesiva formalidad que existía en anteriores relaciones presidente-vicepresidente, hacen que se le considere el segundo más poderoso de la historia americana. Además, el espectador comprobará que el director de ‘Vice’ está tan involucrado en convertir a Cheney en la fuente de todo lo malo de la administración de George W. Bush e incluso le atribuye aún más que la considerable influencia que realmente tenía.
Pero, como decíamos anteriormente, ‘El vicio del poder’ no es exactamente un biopic. La película, gracias a su humor satírico y autorreferencial, consigue hacer una crítica burlesca y descarnada de un personaje capaz de mover los hilos del poder cual titiritero y saltarse todos los convencionalismos.
‘Vice’ sugiere que el legado de Cheney es una búsqueda del poder sin alma. Un film que, ahora que vuelve a gobernar el partido republicano, resulta muy contemporáneo, porque despojar a Cheney de ideología lo hace quedar vagamente como precursor del presidente Donald Trump.
También es cierto que, si bien muchos se han mostrado entusiasmados con el trabajo de McKay, algunos críticos objetan una visión superficial y caricaturizada de Cheney, convertido “en un villano de dibujos animados”, según la revista Time, o que no se responde nunca a la pregunta de “¿quién es Dick Cheney?”, según Variety.
En cualquier caso, se trata de una interesante película sobre la historia americana más reciente a través de uno de sus personajes más oscuros e influyentes. Hace un magnífico retrato de la codicia, la ambición y la manipulación política. Y, por tanto, también de la necesidad de contar con un periodismo vigilante e independiente, capaz de desenmascarar los intereses del poder.
El cine y la política siempre han estado muy unidos. El cine ha servido de vehículo para la propaganda del poder, pero también ha contribuido al cambio social y servido como denuncia de problemas económicos, políticos y sociales. En ese caso, asistimos al cierre de un ciclo al que la historia nos suele tener acostumbrados y que, esperemos, nos sirva de alerta: el ideólogo de la segunda guerra de Irak en busca de las (inexistentes) armas de destrucción nos enlaza con las fake news del actual presidente Trump. Lo dicho, las funciones del periodismo son más necesarias que nunca.
Ignacio Martín Granados | @imgranados
Politólogo. Coautor de “Política en serie. La ficción que inspira al poder” (Libros.com, 2016). Anualmente publica en “La revista de ACOP” una selección de las mejores películas y series políticas del año que se pueden consultar en su web (www.martingranados.es).