Cuando Nacho Cardero fue nombrado director de El Confidencial, en marzo de 2011, solo tenía 36 años, pero ya llevaba muchos pateándose redacción, que es lo que le gusta. Por eso, aunque utiliza su despacho para hacer algunas llamadas, trabaja habitualmente en una de las hileras de mesas de la redacción, “entre mis chicos”. Bajo su batuta, el digital por excelencia ha alcanzado el millón de lectores y ha destapado muchos de los mejores scoops del año, algunos de la mano de los mismísimos The Guardian o The Financial Times. ¿Hasta dónde llegará El Confidencial”? “Siempre decimos que algún día el crecimiento parará, pero no, no se frena”

 

En una frase, ¿qué es un periodista?

Una persona cualificada que sabe jerarquizar la información; sabe discernir lo que es importante de lo que no y aplica a su trabajo tres cualidades muy importantes: el rigor, la solvencia y, sobre todo, la responsabilidad en el trabajo que hace. No creo en el periodismo ciudadano, creo que el periodismo se hace con periodistas.

 

¿Y qué no es un periodista?

Un periodista no es una persona que juega a hacer empresa, a ganar dinero o a hacer política. En este país hemos cometido muchos errores. Cuando un periodista se sienta en una mesa a negociar grandes operaciones corporativas, será un empresario, pero no será un periodista. Cuando sale al balcón a celebrar que su partido ha ganado, será un político o un futuro ministro pero no será un periodista. Cuando el periodista ha ejercido de lo que no es, ha hecho mucho daño a la profesión.

 

¿Por qué escogió Nacho Cardero esta profesión?

Primero, por un tema familiar. Mi abuelo era periodista, gran periodista, y el cariño que le tenía a mi abuelo, el ver todos los días cómo ejercía su profesión, me estimulaba mucho. Después, como casi todos, porque me encanta escribir. El gran perjuicio de ser director es que tienes que estar siempre coordinando un equipo humano y te permite poco escribir. Una vez que te metes en este mundo, esto es un sacerdocio. Ya lo vives con pasión. Si no disfrutas del periodismo catorce o dieciséis horas diarias, que es el tiempo que tienes que estar pendiente de la información, mejor no te metas en esto.

 

¿Se puede disfrutar del periodismo desde la mesa del director?

Se puede. Estamos creciendo mucho -ya estamos cerca del millón de lectores diarios- y yo estoy saliendo mucho; me llaman para dar charlas, nos han dado muchos premios este año… Me dedico a estas cosas que son un poco el protocolo. Pero a mí me dices “¿te gusta estar en la redacción?”, me encanta. La adrenalina está en la redacción, en buscar el scoop diario. En hablar con unos, con otros…Me encanta palpar esa tensión. Disfruto muchísimo estando con mis compañeros de trabajo, es lo que más me gusta.

 

¿Sentiste vértigo el día que sustituiste a Cacho en este puesto?

No. Llevo doce años en este periódico y hago lo que hacía antes, sigo aplicando los mismos criterios. Lo que sí me da vértigo es ver que cada año El Confidencial tiene más responsabilidad, porque tiene más lectores. Eso sí que es una carga muy importante, ser responsable con los periodistas que tengo y con la sociedad.

 

¿Podrías definir el concepto “lector influyente”?

El Confidencial siempre ha dicho que es el diario de los lectores influyentes. Lo que pasa es que eso lo venimos diciendo desde el primer año y llevamos ya trece. Si ya tienes un millón de lectores, no todos son influyentes. Pero, por la propia vocación de El Confidencial, un medio muy especializado en ámbito económico y financiero, siempre nos han leído más las élites; la gente del mundo de la empresa, directivos, consejeros delegados… En el inicio ese era nuestro target. Hemos ido creciendo y ahora hay influyentes y no influyentes.

 

Claramente, “la forma de conectar con el emisor ha cambiado”. Según esto, ¿hacia dónde tienen que ir los medios y hacia dónde va El Confidencial?

El Confidencial tiene que adaptarse a esta nueva forma de contar historias. En el periodismo actual -el periodismo digital- nadie sabe nada solo sabemos que las historias se cuentan de otra forma y que hay que adaptarse. Yo te puedo decir lo que nosotros estamos haciendo.

El Confidencial tiene ahora mismo un 60% de lectores que acceden a través del ordenador tradicional, pero hay un 40% que nos lee a través de smartphones y tablets. En 2015 seguramente lleguen al 50% y en 2016 nos van a leer más por smartphones y tablets que en el ordenador tradicional. Sin embargo, el periodista todavía está pensando en hacer la información para el ordenador tradicional. Eso se acabó. Estamos trabajando para reconvertir el periodismo y dirigirlo hacia los dispositivos móviles.

 

¿Crees que los nuevos modos de contar pueden afectar a las buenas historias de manera negativa?

No, en absoluto. Las nuevas vías para distribuir y comunicar la información son infinitas, pero no nos tenemos que confundir; lo más importante para el periodismo es la historia. Déjate de tecnología, déjate de storytelling, déjate de todo. Pero, una vez que tienes una buena historia el tema es cómo contarla. Eso es lo que ha cambiado, porque ya no es el emisor el que tiene la sartén por el mango; el que te sirve la información para que tú la consumas. Ahora el receptor consume esa información por muy distintas vías. Lo que tienes que hacer tú, periodista, es, una vez que tienes la historia, empaquetarla para que sea distribuida por distintos medios. ¿Cómo empaquetas esa historia? Vídeo, datos, haciendo textos más reducidos y más audiovisuales para smartphones y tablets, etc. Nos tenemos que olvidar de que hay solamente un Confidencial, el de la url www.elconfidencial.com. Hay otro Confidencial en Facebook, otro en Twitter, otro en  Pinterest… Son muchos Confidenciales donde tienes que distribuir esa información, específicamente para ese soporte.

 

 

 

¿Por qué el periodismos de datos?

El lector exige al periodista, cada vez más, que el texto esté enriquecido. Quiere saberlo todo y quiere tener los datos, para hacer su propio titular e interpretar la información. En El Confidencial pensamos que el lector no es tonto. Y nosotros lo que hacemos es servirle en bandeja toda la información para que él la interprete.

 

Está en vuestros “manifiestos”: La línea editorial de ElConfidencial.com es no tener línea editorial, ¿Cuál es el criterio para publicar una noticia?

La línea editorial de El Confidencial siempre ha sido un punto conflictivo, desde el minuto uno, pero yo siempre aludo a una entrevista que leí, a uno de los fundadores de Twitter, donde le preguntaban si la red social tenía ideología. Él decía que la ideología de Twitter es servir de ágora para que todo el mundo pueda expresar su información y su opinión. Yo quiero que El Confidencial sea eso. Que sirva de ágora, donde todo el mundo pueda expresarse, ofrecer su información sin ninguna tara, sin ningún sesgo ideológico, económico, ni de ningún tipo. Estoy al servicio de la ciudadanía. No tengo una ideología concreta, solamente apuesto por la verdad y el rigor.

 

Estamos ante un digital que compite en primera línea con los grandes periódicos en la tarea de “levantar alfombras” ¿cómo es ese combate?

La verdad es que estás siendo muy generosa con las grandes cabeceras tradicionales… Yo creo que las grandes cabeceras tradicionales, muchas veces por su dependencia económica y política, han perdido la fuerza de antaño. Ese testigo lo está recogiendo la prensa digital. Un periódico digital es mucho más fácil, más accesible y te permite levantar más alfombras porque no tienes esa dependencia del ámbito económico.

 

¿Pero sufre las mismas presiones que la prensa de papel?

Sí, todos los días. Pero estamos muy orgullosos y lo que puedo decir al lector es que seguiremos levantando alfombras –como dices- seguiremos dando una información veraz, y seguiremos siendo críticos. Porque el periodismo, que no se olvide nadie, tiene que servir de contrapoder, de contrafuerte. Y esta faceta del periodismo, últimamente, por la crisis que han pasado los medios tradicionales, se está perdiendo.

 

Si es tan independiente y tiene una redacción tan grande, ¿de qué vive El Confidencial?

De la publicidad. Nuestras cuentas son muy claras: no tenemos grandes sueldos y tenemos una estructura de costes muy sencilla, sin grandilocuencias. Pero si queremos seguir haciendo periodismo de calidad, necesitamos más dinero y en eso estamos. Monetizar nuestra audiencia nos va a servir para ser cada día más independientes y depender menos de la publicidad.

 

Este año El Confidencial habéis lanzado dos scoops que han sido “pelotazos”: La abdicación del Rey y destapar la historia del pequeño Nicolás, ¿Cómo se gestiona una exclusiva de esa envergadura?

Bueno, El Confidencial este año ha lanzado bastantes exclusivas. Las que más han trascendido a la opinión pública han sido dos de ámbito político: la abdicación del rey y, efectivamente, “el pequeño Nicolás”. Pero, en el ámbito económico, que es nuestra gran especialización, hemos tenido tres grandes: cuando el BBVA compra el Garanti, el banco turco; la posible alianza entre Telefónica y British Telecom, que al día siguiente fue portada en Financial Times y Wall Street Journal; y el especial de investigación sobre la Fiscalía de Luxemburgo. Éste último me gustaría destacarlo porque El Confidencial trabajó con The Guardian y Le Monde. Lo digo por los partners de reconocido prestigio que hemos tenido y porque este tema ha tenido una trascendencia mundial. De hecho, la Unión Europea, va a tomar medidas a raíz de esta investigación.

 

¿Cómo se gestiona una exclusiva de esa envergadura?

Con dificultad, con mucha tranquilidad y con mucho relax. Son exclusivas importantes y , por eso, uno de los principios que nos hemos marcado para el 2015 es la responsabilidad. Porque en este país vivimos una situación muy complicada. Cuando tienes una gran exclusiva, la misión del periodista es chequearla. En el caso del rey, nosotros teníamos la exclusiva pero tardamos 72 horas en chequearla; y la dimos media hora antes que el resto porque fue cuando se anunció que iba a haber un anuncio en Moncloa, y ya sabíamos que era por esto. Llamamos y nos lo confirmaron.

Pero no vamos a publicar una exclusiva con esa trascendencia si no la tenemos chequeada. El periodista tiene que ser consciente de que cuando lanzas una exclusiva así, no es en balde, tiene consecuencias. Y más cuando la situación del país es delicada.

 

¿Y con “el pequeño Nicolás”?

Igual. Tuvimos acceso a la información por distintas fuentes y, como había sido detenido, nos pasaron el auto de detención y lo publicamos. Esto ocurrió en octubre pero era una historia que se venía gestando desde junio o julio. Ya había rumores pero justamente cuando se le detuvo y se le acusó de usurpación de imagen, de falsificación de documentos, etc. fue cuando publicamos la información. Hasta entonces, no hicimos nada.

 

¿Cuánta credibilidad habéis ganado con estos temas de cara a la opinión pública?

La credibilidad de El Confidencial ha ido ganando con su trabajo diario durante los últimos años. Al periodismo digital –a El Confidencial entre ellos- siempre nos han ninguneado, porque los medios tradicionales nos han visto como un rival muy potente. Lo que nos han dado fuera, cabeceras tan prestigiosas como Finantial Times, Fobes o el New York Times, que nos han citado como modelo de periodismo digital, nos lo han negado aquí. Estoy hablando de hace cinco o seis años. Ahora, con una plantilla de cien periodistas y con las exclusivas que hemos dado, es imposible que nos la nieguen.

 

¿Cuál es la historia de la que más orgulloso te sientes?

Estoy muy orgulloso de todas las exclusivas que hemos dado a lo largo de este tiempo, que han sido muchas. Pero hay un tema personal del que me siento orgulloso, creo que todos los que trabajamos aquí estamos orgullosos: Carlos Matallanas es un periodista de esta redacción que sufre ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Veíamos que algo pasaba con él, lo seguimos bastante y, cuando nos lo comunicó, se nos cayó el mundo. Es una enfermedad muy cruel. Y pensamos que la única forma de concienciar a la sociedad de esta enfermedad, era montar un blog donde él contara su experiencia, y el impacto que ha tenido este blog ha sido espectacular. La cantidad de apoyo que ha recibido este chico, la cantidad de financiación que está recibiendo para estudiar la ELA, etc. A veces el periodismo ha perdido ese componente humano del que hablaba muchas veces Kapuscinsky.

 

¿Te da miedo el nuevo medio de Pedro Jota?

No, al revés. Cuanta más competencia, mejor. El periodismo es fuerte cuando hay mucha competencia, cuando hay mucha tensión y cuando hay mucha independencia. Yo quiero muchos medios competentes, independientes y libres. Eso es bueno para el periodismo. Gracias a eso, El Confidencial ha aumentado su audiencia por cuatro en los últimos años; porque mis periodistas se han volcado en hacer un producto cada vez mejor, más riguroso y más solvente. Porque se sienten impelidos por esta creciente competencia. ¿Miedo? La verdad es que no.

 

 Carmen García Herrería

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